Hospitalidad
Después del ministerio de la oración ha sido la hospitalidad el servicio más característico que los monasterios han prestado a la Iglesia.
Desde sus mismos orígenes los monasterios han contado con hospederías y han practicado la hospitalidad con las personas que se acercan a los recintos religiosos para compartir con los monjes algunos días de oración, estudio o trabajo.
Una de las bienaventurazas que el Señor nos ha regalado es: "Huésped fui y me acogisteis" (Mt 25,35). Lejos de que la Palabra de Dios quede en un recuerdo, hoy seguimos practicando esta bienaventuranza recibiendo a todos aquellos que la divina providencia guía hacia el monasterio.
La hospitalidad vivida con espíritu de fe, es una fuente de gracia tanto para el huésped como para la comunidad.
