NONA
MIÉRCOLES
VERSÍCULO INTRODUCTORIO
HIMNO
2.- Largíre clarum véspere,
quo vita numquam décidat,
sed prǽmium mortis sacræ
perénnis instet glória.
3.- Præsta, Pater piíssime,
Patríque compar Únice,
cum Spíritu Paráclito
regnans per omne sǽculum. Amen.
TRADUCCIÓN
Oh Dios, Fuerza vital del universo,
que permaneciendo inmóvil en ti mismo,
estableces la sucesión de los tiempos,
y los intervalos de la luz diurna.
Concédenos un anochecer luminoso,
en el que nuestra vida ya nunca muera,
antes bien, sea el premio
de una muerte santa.
Concédenoslo Padre misericordioso,
que con tu Hijo Unigénito
y el Espíritu Paráclito,
reinas por los siglos de los siglos. Amén.
O bien:
2.- La claridad de esta tarde sea, / imagen de la vida que no muere,
su afán el seguimiento de tu obra, / tu paz, el galardón de su esfuerzo.
3.- Tu gloria, Padre Creador, cantamos, / los hijos de la luz que tú nos diste,
por medio de Jesús, tu Verbo Eterno, / en el que es Fuego, Vida y Consuelo.
Amén.
SALMODIA
ANT. 1: Los que sembraban * con lágrimas, Sal 125,5
cosechan entre cantares.
Salmo 125
1 Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
2 la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
“El Señor ha estado grande con ellos”.
3 –El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
4 Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
5 Los que sembraban con lágrimas,
cosechan entre cantares.
6 Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.
ANT.: Los que sembraban con lágrimas,
cosechan entre cantares.
ANT. 2: El Señor * nos construya la casa, Cf. Sal 126,1
y nos guarde la ciudad.
Salmo 126
1 Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
2 Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
3 La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
4 son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud;
5 dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
ANT.: El Señor nos construya la casa,
y nos guarde la ciudad.
ANT. 3: Que el Señor * te bendiga, Cf. Sal 127,5
y veas la paz todos los días de tu vida.
Salmo 127
1 ¡Dichoso el que teme al Señor,
y sigue sus caminos!
2 Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien.
3 Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa.
4 Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
5 Que el Señor te bendiga desde Sión, /
que veas la prosperidad de Jerusalén,
todos los días de tu vida;
6 que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
ANT.: Que el Señor te bendiga,
y veas la paz todos los días de tu vida.
LECTURA BREVE I St 4,7-8a.10
Someteos a Dios y enfrentaos con el diablo, que huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y Dios se acercará a vosotros. Humillaos ante el Señor, que él os levantará.
Sal 32,18
V. Los ojos del Señor están puestos en sus fieles.
R. En los que esperan en su misericordia.
LECTURA BREVE II 1 S 16,7b
Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón.
Sal 138,23.24
V. Señor, sondéame y conoce mi corazón.
R. Guíame por el camino eterno.
LECTURA BREVE III Col 3,14-15
Procurad el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y sed agradecidos.
Sal 36,11
V. Los sufridos poseen la tierra.
R. Y disfrutan de paz abundante.
LECTURA BREVE IV Col 3,23-24
Lo que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para servir al Señor y no a los hombres: sabiendo bien que recibiréis del Señor en recompensa la herencia. Servid a Cristo Señor.
Sal 15,5
V. El Señor es mi heredad y mi copa.
R. Mi suerte está en tu mano.
ORACIÓN
Señor Jesucristo, que por la salvación de los hombres extendiste tus brazos en la cruz, haz que todas nuestras acciones te sean agradables y sirvan para manifestar al mundo tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.
VERSÍCULO FINAL