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LAUDES


JUEVES


VERSÍCULO INTRODUCTORIO




O bien




HIMNO




2.- Tandem facéssat cǽcitas,

quæ nosmet in præceps diu

lapsos sinístris gréssibus

erróre traxit dévio.


3.- Hæc lux serénum cónferat

purósque nos præstet sibi;

nihil loquámur súbdolum,

volvámus obscúrum nihil.


4.- Sic tota decúrrat dies,

ne lingua mendax, ne manus

oculíve peccent lúbrici,

ne noxa corpus ínquinet.


5.- Speculátor astat désuper,

qui nos diébus ómnibus

actúsque nostros próspicit

a luce prima in vésperum.


6.- Deo Patri sit glória

eiúsque soli Fílio

cum Spíritu Paráclito,

in sempitérna sǽcula. Amen.


TRADUCCIÓN


Ved cómo surge ya candente el sol:

es la hora del lamento, del rubor, del arrepentirse;

nadie puede resueltamente pecar,

teniendo ya la luz como testigo.


Huya al fin aquella ceguera,

que por largo tiempo,

con mal pie y avieso engaño,

nos arrastró al descarrío.


Que esta luz nos traiga la serenidad

y a ella nos devuelva puros;

que nuestro hablar evite la mentira y

nuestros pensamientos no sean sombríos.


Que el día entero discurra

entre la veracidad en palabras

y la pureza en los sentidos, y así,

la maldad no contamine al cuerpo.



Pues continuamente cada día,

desde el alba hasta la noche,

en la atalaya del Cielo,

Dios contempla nuestra vida..


Gloria a Dios Padre,

y a su Hijo Unigénito,

con el Espíritu Paráclito,

por los siglos sin término. Amén.


O bien:




2.-Tiendetu mano a los que se levantan, / de modo que el alma surja exultante;

cante alabanzas a Dios, fervorosa, / lo glorifique con acción de gracias.


3.- Ya la estrella se muestra luminosa, / mensajera de luz de la mañana;

las sombras de la noche se retiran, / alúmbrenos tu luz, oh Cristo amado.


4.- En nuestras mentes ella permanezca, / iluminando toda nuestra vida,

y conserve hasta el término del día, / su luminosa claridad el alma.


5.- Escucha nuestra voz, oh Padre amado, / que junto con tu Hijo Jesucristo,

y el Santo Espíritu Divino, / reinas y reinarás eternamente. Amén.



SALMODIA


ANT. 1:



Salmo 46


2 Pueblos todos, batid palmas,

aclamad a Dios con gritos de júbilo:

3 porque el Señor es sublime y terrible,

emperador de toda la tierra.

4 Él nos somete los pueblos

y nos sojuzga las naciones;

5 él nos escogió por heredad suya:

gloria de Jacob, su amado.

6 Dios asciende entre aclamaciones,

el Señor, al son de trompetas:

7 tocad para Dios, tocad,

tocad para nuestro rey, tocad;

8 porque Dios es el rey del mundo:

tocad con maestría.

9 Dios reina sobre las naciones,

Dios se sienta en su trono sagrado:

10 los príncipes de los gentiles se reúnen

con el pueblo del Dios de Abrahán,

porque de Dios son los grandes de la tierra,

y él es excelso.


Se repite la antífona


ANT. 2:




Salmo 75


2 Dios se manifiesta en Judá,

su fama es grande en Israel;

3 su tabernáculo está en Jerusalén,

su morada en Sión.

4 Allí quebró los relámpagos del arco,

el escudo, la espada y la guerra.

5 Tú eres deslumbrante, magnífico,

con montones de botín conquistados.

6 Los valientes duermen su sueño,

y a los guerreros no les responden sus brazos.

7 Con un bramido, oh Dios de Jacob,

inmovilizaste carros y caballos.

8 Tú eres terrible: ¿quién resiste frente a ti

al ímpetu de tu ira?

9 Desde el cielo proclamas la sentencia:

la tierra teme sobrecogida,

10 cuando Dios se pone en pie para juzgar,

para salvar a los humildes de la tierra.

11 La cólera humana tendrá que alabarte,

los que sobrevivan al castigo te rodearán.

12 Haced votos al Señor y cumplidlos,

y traigan los vasallos tributo al Temible:

13 él deja sin aliento a los príncipes,

y es temible para los reyes del orbe.


Se repite la antífona


ANT. 3:




Salmo 5


2 Señor, escucha mis palabras,

atiende a mis gemidos,

3 haz caso de mis gritos de socorro,

Rey mío y Dios mío.

A ti te suplico, Señor,

4 por la mañana escucharás mi voz,

por la mañana te expongo mi causa

y me quedo aguardando.

5 Tú no eres un Dios que ame la maldad, /

ni el malvado es tu huésped,

6 ni el arrogante se mantiene en tu presencia.

Detestas a los malhechores,

7 destruyes a los mentirosos;

al hombre sanguinario y traicionero

lo aborrece el Señor.

8 Pero yo, por tu gran bondad,

entraré en tu casa,

me postraré ante tu templo santo,

con toda reverencia.

9 Señor, guíame con tu justicia, /

porque tengo enemigos,

alláname tu camino.

10 En su boca no hay sinceridad,

su corazón es perverso;

su garganta es un sepulcro abierto,

mientras halagan con la lengua.

11 Castígalos, oh Dios,

que fracasen sus planes;

expúlsalos por sus muchos crímenes,

porque se rebelan contra ti.

12 Que se alegren los que se acogen a ti,

con júbilo eterno;

protégelos, para que se llenen de gozo

los que aman tu nombre:

13 Porque tú, Señor, bendices al justo,

y como un escudo lo cubre tu favor.


Se repite la antífona


ANT. 4:

Semana impar




Cántico AT 43

Jr 31,10-14

10 Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,

anunciadla en las islas remotas:

“El que dispersó a Israel lo reunirá,

lo guardará como pastor a su rebaño;

11 porque el Señor redimió a Jacob,

lo rescató de una mano más fuerte”.

12 Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,

afluirán hacia los bienes del Señor:

hacia el trigo y el vino y el aceite,

y los rebaños de ovejas y de vacas;

su alma será como un huerto regado,

y no volverán a desfallecer.

13 Entonces se alegrará la doncella en la danza,

gozarán los jóvenes y los viejos;

convertiré su tristeza en gozo,

los alegraré y aliviaré sus penas;

14 alimentaré a los sacerdotes con enjundia,

y mi pueblo se saciará de mis bienes.


Se repite la antífona


ANT. 4:

Semana par




Cántico AT 22

Is 12,1-6

1 Te doy gracias, Señor,

porque estabas airado contra mí,

pero ha cesado tu ira

y me has consolado.

2 Él es mi Dios y Salvador:

confiaré y no temeré,

porque mi fuerza y mi poder es el Señor,

él fue mi salvación.

3 Y sacaréis aguas con gozo

de las fuentes de la salvación.

4 Aquel día diréis:

“Dad gracias al Señor, invocad su nombre,

contad a los pueblos sus hazañas,

proclamad que su nombre es excelso.

5 Tañed para el Señor, que hizo proezas,

anunciadlas a toda la tierra;

6 gritad jubilosos, habitantes de Sión:

¡Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel!”.


Se repite la antífona


ANT. 5:




1 ¡Aleluya!

(Alabad al Señor en el cielo,)

alabad al Señor en lo alto; /

2 alabadlo, todos sus ángeles,

alabadlo, todos sus ejércitos;

3 alabadlo, sol y luna,

alabadlo, estrellas lucientes;

4 alabadlo, espacios celestes,

y aguas que cuelgan en el cielo.

5 Alaben el nombre del Señor,

porque él lo mandó, y existieron;

6 les dio consistencia perpetua,

y una ley que no pasará.

7 Alabad al Señor en la tierra,

cetáceos y abismos del mar;

8 rayos, granizo, nieve y bruma,

viento huracanado que cumple sus órdenes;

9 montes y todas las sierras,

árboles frutales y cedros;

10 fieras y animales domésticos,

reptiles y pájaros que vuelan.

11 Reyes y pueblos del orbe,

príncipes y jefes del mundo;

12 los jóvenes y también las doncellas,

los viejos junto con los niños.

13 Alaben el nombre del Señor,

el único nombre sublime.

Su Majestad sobre el cielo y la tierra;

14 él acrece el vigor de su pueblo.

Alabanza de todos sus fieles,

de Israel, su pueblo escogido. ¡Aleluya!


Se repite la antífona



LECTURA BREVE I Is 66,1-2

Así dice el Señor: “El cielo es mi trono, y la tierra, el estrado de mis pies: ¿Qué templo podréis construirme o qué lugar para mi descanso? Todo esto lo hicieron mis manos, todo es mío -oráculo del Señor-. En ése pondré mis ojos: en el humilde y el abatido que se estremece ante mis palabras”.



LECTURA BREVE II Rm 14,17-19

No reina Dios por lo que uno come o bebe, sino por la justicia, la paz y la alegría que da el Espíritu Santo; y el que sirve así a Cristo agrada a Dios, y lo aprueban los hombres. En resumen, esmerémonos en lo que favorece la paz y construye la vida común.



LECTURA BREVE III 1 P 4,10-11

Que cada uno, con el don que ha recibido, se ponga al servicio de los demás, como buenos administradores de la múltiple gracia de Dios. El que toma la palabra, que hable palabra de Dios. El que se dedica al servicio, que lo haga en virtud del encargo recibido de Dios. Así, Dios será glorificado en todo, por medio de Jesucristo.



LECTURA BREVE IV Rm 8,18-21

Los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios.



RESPONSORIO BREVE I




O bien:





RESPONSORIO BREVE II




O bien:





ANT. BENEDICTUS:




O bien:




Cántico NT 2: Benedictus

Lc 1,68-79

68 Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo,

69 suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

70 según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

71 Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

72 realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

73 y el juramento que juró

a nuestro padre Abrahán.

74 Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

75 le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

76 Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, /

porque irás delante del Señor,

a preparar sus caminos,

77 anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

78 Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

79 para iluminar a los que viven en tinieblas

y en sombra de muerte;

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.


Se repite la antífona


SÚPLICA DE LA LETANÍA Y PADRE NUESTRO



ORACIÓN I

Dios todopoderoso y eterno, humildemente acudimos a ti al empezar el día, a media jornada y al atardecer, para pedirte que, alejando de nosotros las tinieblas del pecado, nos hagas alcanzar la luz verdadera que es Cristo. Que vive y reina contigo.


ORACIÓN II

Humildemente te pedimos, a ti, Señor, que eres la luz verdadera y la fuente misma de toda luz, que, meditando fielmente tu ley, vivamos siempre en tu claridad. Por nuestro Señor Jesucristo.


ORACIÓN III

Dios todopoderoso y eterno: a los pueblos que viven en tinieblas y en sombra de muerte, ilumínalos con tu luz, ya que con ella nos ha visitado el Sol que nace de lo alto, Jesucristo, nuestro Señor. Que vive y reina contigo.


ORACIÓN IV

Concédenos, Señor, que nos sea siempre anunciada la salvación, para que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos te sirvamos fielmente con santidad y justicia todos nuestros días. Por nuestro Señor Jesucristo.


R. Amén.


VERSÍCULO FINAL




O bien:





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